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Estudiantes de Mecatrónica desarrollan un vehículo autónomo para Lambert: un proyecto que consolida la vinculación entre la Facultad y la industria


 

Desde 2022, la planta de Lambert, empresa de Concepción del Uruguay dedicada a la fabricación de acoplados y semirremolques, trabaja codo a codo con docentes y estudiantes avanzados de Ingeniería Mecatrónica de la Facultad de Ciencias de la Alimentación UNER, en el desarrollo de un sistema de transporte autónomo para mejorar la logística interna de la firma.

 

Lo que comenzó con una visita estudiantil a la planta, se transformó en un proyecto de largo plazo que hoy involucra a varias cohortes de estudiantes y diferentes áreas de la carrera. A partir de una necesidad concreta planteada por la empresa —optimizar el traslado de materiales entre galpones y aumentar la seguridad operativa— surgió la propuesta de diseñar un Vehículo Autónomo Guiado (AGV) capaz de remolcar trailers con componentes pesados dentro del predio industrial.

 

La magnitud del proyecto llevó a docentes y estudiantes a dividirlo en tres tesis principales:

  • Sistema eléctrico: diseño de baterías, cableado, protecciones y cálculos de consumo.
  • Sistema mecánico: chasis, motor, transmisión y capacidad de arrastre.
  • Programación y control: interfaz de usuario, guiado autónomo y sistemas de seguridad.

 

Dos de estas tesis ya fueron defendidas, y la tercera avanzó hasta tener el chasis, el motor adquirido y gran parte de los cálculos realizados. Sin embargo, quedaba un desafío clave: integrar todos los sistemas y llevar el prototipo a funcionamiento real.

 

 

Maximiliano y Julián, estudiantes avanzados retomaron el desarrollo para completar el ensamblaje, optimizar componentes, realizar pruebas en campo y preparar el vehículo para su futura automatización.

 

Durante 2024 los estudiantes lograron varios hitos:

  • Rediseñaron la instalación eléctrica para adecuarla a estándares industriales y montarla en un gabinete seguro.
  • Integraron por primera vez el motor al chasis y realizaron las primeras pruebas de torque, velocidad y carga.
  • Ajustaron la mecánica y verificaron que los cálculos teóricos coincidieran con el comportamiento real del vehículo.
  • Trajeron el prototipo a la Facultad para iniciar la etapa de electrónica, sensores y control autónomo.

 

“El sistema tiene que ser seguro antes que nada”, explican. Por eso, la siguiente fase incluye la instalación de un sensor láser de medición 360°, similar al que emplean los vehículos autónomos, para detectar obstáculos y evitar colisiones.

 

Los estudiantes coinciden en que llegar a este punto de la carrera trabajando en un proyecto concreto confirma su vocación por la mecatrónica: la combinación entre lo mecánico, lo eléctrico y la programación para crear soluciones respondiendo a necesidades concretas de la región.

 

El AGV que están desarrollando no solo permitirá reemplazar tareas repetitivas y pesadas, sino también incrementar la seguridad de los operarios, ordenar los flujos internos de la planta y sentar las bases para futuros sistemas automatizados.

 


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