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Becas de intercambio en primera persona: de Concordia a México. La experiencia de Sofía Peralta y Carlos Oribe, alumnos de Ingeniería Mecatrónica


Estudiantes de las carreras dictadas por la Facultad de Ciencias de la Alimentación nos brindan su testimonio sobre sus recorridos gracias a becas al extranjero. En esta oportunidad, Sofía y Carlos nos comparten su experiencia. Ambos estudian Ingeniería Mecatrónica y participaron de becas de intercambio en el marco del Programa de Integración Latinoamericana (PILA). Pudieron interiorizarse en la cultura mexicana y experimentar cómo es cursar en una universidad extranjera. 

 

“Me enteré de la convocatoria por reuniones informativas que ampliaron la idea que tenía por los correos de Relaciones Internacionales de la Facultad”, comenta Sofia sobre cómo surgió su interés por inscribirse a una beca. Algo similar le sucedió a Carlos: “Antes de la reunión informativa no tenía planeado viajar, pero me interesó una propuesta en particular y el resto es historia”.

 

Experiencias similares pero no iguales

 

Los dos estudiantes residieron en México desde enero hasta junio de 2024, pero estuvieron en diferentes ciudades y, por ende, en distintas instituciones. Recuerdan que se acompañaron y viajaron juntos hasta la capital de México y allí cada uno tomó su camino.

 

 

“Estuve en Celaya, Guanajuato; que queda a tres horas de Ciudad de México y cursé en el Instituto Tecnológico Nacional de Celaya”, cuenta Sofía. En cambio, Carlos estuvo en Texcoco De Mora en la Universidad Autónoma Chapingo, a 40 minutos de la capital. “Conviví con mexicanos, argentinos, brasileros y colombianos”, agrega el estudiante. 

 

Con respecto a cómo se orientaron dentro del país extranjero, Carlos estuvo en contacto con el equipo de coordinación de su universidad de destino y Sofía hablaba con una coordinadora de Celaya que se encargaba de los intercambios. “Nos dio sugerencias de cuándo llegar y nos indicó que tomemos un ‘camión’ que es como les dicen a los colectivos allá. Una vez que vas conociendo la ciudad, los miedos del principio van disminuyendo”, detalla Sofía. 

 

¿Qué tener en cuenta para aplicar a la beca?

 

Se les consultó sobre el proceso previo a viajar: aplicar a la beca. Ambos reconocen que es normal sentirse perdido al inicio por tratarse de varios papeles y documentación. Sin embargo, brindaron algunos consejos para quienes estén interesados en las becas PILA o ESCALA: “Hay que investigar el plan de estudio de la carrera en la universidad de destino y ver qué materias te interesan cursar. Una vez que lo tenés decidido, averiguar con los docentes si se pueden homologar”, explica Sofía. Además, los interesados a las becas deben realizar entrevistas para que, posteriormente, se elabore un orden de mérito para decidir qué postulantes accederán a la beca. También resaltan el requisito de una carta de motivación, la cual consiste en expresar las motivaciones para ir a otro país, qué se quiere lograr y aportar. Por ejemplo, el caso de Carlos fue particular: “me interesaba la alineación educativa que tenía la universidad, porque tenía clases de mecatrónica orientadas a la agronomía. Ese vínculo fue mi principal motivación así que así justifiqué mi carta de motivación”.

 

Una vez que queda definido el orden de mérito, se informan los resultados y el siguiente paso es prepararse para conocer nuevas culturas: personas, formas de vivir, comidas, edificios, formas de estudiar

 

¿Qué diferencias hay entre nuestro sistema universitario y el de México?

 

En palabras de Sofía: “La principal diferencia es la cantidad de alumnos y la distribución de las facultades. En la UNER estamos acostumbrados a tener muchas sedes distribuidas en la provincia, pero allá todo funciona en un mismo lugar”. La estudiante describe que, en la institución que conoció, hay dos campus “gigantes” en los que se dictan todas sus carreras. “Hay muchas comisiones de estudiantes. Para tomar dimensión: sólo en Mecatrónica hay alrededor de mil ingresantes”. Sin embargo, Sofía indica que prefiere la familiaridad de la FCAL: “Acá me siento más contenida, somos como una familia. Allá los profesores tienen una relación más distante con los alumnos debido a la gran cantidad que son”.

 

Con respecto a las formas de evaluación, Sofía señala que son muy diferentes ya que no existen los exámenes finales sino que se rinde un parcial cada mes, es decir, cuatro por semestre. A su vez, se le da mucho valor a la asistencia y a la presentación de informes. Sin embargo, la estudiante agrega tranquilidad: “Puede asustar pero desde acá nos mandan con un muy buen nivel, por ende, nos adaptamos fácil”.

 

 

Por su parte, la vivencia de Carlos: “Me anoté a cuatro materias: tres que eran homologables y una que no existe acá, que es visión por computadora”. Al mismo tiempo, en el caso de la Universidad Autónoma Chapingo, Carlos destaca el sistema de evaluación entre las diferencias con la universidad argentina: se debe presentar informes por cada actividad que se realiza en clase. Al principio de la cursada, además del temario de la cátedra se entrega una grilla con las fechas de los contenidos que se evaluarán cada semana. “El sistema de grilla indica cuánto vale cada instancia de evaluación: los trabajos prácticos, los exámenes y los informes. Cada semana teníamos exámenes en clases porque al finalizar la introducción de un nuevo tema daban una actividad para calificar”. 

 

Carlos señala los aspectos y recursos disponibles que rodean a los estudios y los define como “la típica universidad estadounidense: hay festivales, equipos de deportes y porristas”. El estudiante de Mecatrónica se impresionó con el tamaño del edificio universitario y sus instalaciones que comprenden centros de comercio y espacios de recreación.

 

El impacto de la experiencia de intercambio en su desempeño académico

 

Hay quienes afirman que uno nunca regresa igual después de un viaje, y esto se ve reflejado en las experiencias académicas de Sofía y Carlos: La estudiante reflexiona: “Creo que mejoré. El viaje hizo que me concentre en hacer informes más completos y prolijos, además de que aprendí mucho de la disciplina lo cual me estructuró un poco más: ahora me gusta organizarme al momento de estudiar para poder hacer todo con mejores tiempos”.

 

En los zapatos de Carlos: “Volví con más herramientas, más ideas en la cabeza y otra forma de pensar las cosas. Me sirvió para enfocar mis estudios al ámbito al que me quiero dedicar”.

 

Una experiencia que te cambia 

 

Se les preguntó si estarían dispuestos a repetir la experiencia y Sofía motivó a otros estudiantes: “Quiero que todos vayan. Es algo que te cambia: crecés mucho en poco tiempo, tanto personal como académicamente”

 

Carlos, por su parte, dijo “sí a todo” sin pensarlo un segundo y, para finalizar, recordó las palabras de la docente y Coordinadora del Área de Relaciones Internacionales, Guillermina Chabrillón: “El intercambio académico, más allá de lo académico, es una experiencia de vida”.

 

 

Información sobre convocatorias

 

El área de Relaciones Internacionales de la FCAL se encarga de informar las convocatorias abiertas a intercambios académicos en el marco de diversos programas académicos y de investigación. Dicha área comunica a través del correo electrónico oficial internacionales.fcal@uner.edu.ar, expone información relevante en la cartelera de la Facultad y organiza charlas informativas. 


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